Esta es una historia que ha debido terminarse antes, uno de esos cuentos que no encontraron un final feliz, pero que debo cerrar para que la vida no parezca una lágrima que se demora una eternidad atravesando mis mejillas.

Así pasa con casi todo lo que debes dejar ir en la vida, normalmente viene de la mano de atravesar el dolor que causa desprenderse de algo, una idea, un sueño, un amor, una mano de la que te has sujetado, un lugar donde has crecido, aprendido, un corazón en el que te has quedado suspendido esperando que te de lugar, un lugar que ahora que no es correpondido me hace entender que debo dejarte ir.

De la vida se muy bien que siempre me ha tratado de hacer entender que son muy pocas las cosas de las que puedo fiarme y creer que se quedarán para siempre, que no todos van a mirarte como los miras, que no todo saldrá como lo planeas y que  el amor no siempre es recíproco, es más, la mayoria de las veces no lo es y por eso, cuando más duele, cuando menos lo entiendes, es que comprendes que hay que aprender a dejar ir a quien  no quiere quedarse, quien no despierta con tu misma emoción, quien no siente lo mismo al mirarte.

Te escribo estas líneas para que sepas que hubiese hecho lo inimaginable por ti, por esta historia que juré escribir; una en la que los dos fuéramos protagonistas, un cuento de hadas que termina en el felices para siempre; pero ya ves, tu no me viste las alas, y yo no pude conquistarte el alma.

Voy a dejarte ir, porque es la única salida que me está dejando la vida para bien vivirla, con la paz de haber puesto mi corazón a la mesa y entender que  no era lo que pedías.

Ya no soy yo. Antes de dejarte ir, me fui yendo un poco.

Así debe funcionar esto de las despedidas, no puedes despedirte de un lugar hasta que realmente no te has desprendido de èl, no te escribo que voy a dejarte ir porque simplemente vaya a caminar lejos de ti, o me quede aquí viéndote partir. Para dejar ir algo se necesita mucho más que eso; es la cabeza la que empieza a soltar una idea de algo que pudo ser, de algo que el corazón quizo que fuera alguna vez, pero la vida no sólo funciona cumpliendo deseos sino que también te frena cuando definitivamente el camino que quieres seguir, no es el mismo que te corresponde. Justo ahí, cuando empieza a mostrarte el camino, es que empiezas a comprender todo aquello de lo que tienes que despedirte, realmente despedirte.

Voy a dejarte ir…Aunque se haya aprendido tu nombre mi piel,y ninguna otra boca se me antoje.

Aunque parezca que podría vivir inténtandolo todo para que le respondas a mis manos, y a mis labios también, voy a dejarte ir; porque he entendido que la vida no es la sala de espera en la que me he quedado esperando por ti, por las cosas que nunca pasan, por las ideas que nunca llego a contarle a otros, por los abrazos sin retorno, ni las risas sin eco. Voy a dejarte ir, y cuando te vayas tú se irá también mi miedo de perderte, y de perderme a mí intentando no perderte.

Al final, no puedes perder algo que nunca ha sido tuyo. ¿No crees?

Me dueles, como duele la piel cuando te quitas rápidamente una cura. El dolor es intenso cuando dejas que algo se desprenda, no lo niego, pero al mismo tiempo te vas sintiendo más liviano de dejar que se vaya lo que tiene que irse, porque no somos solo las cosas a las que nos aferramos, sino también las veces que lo detenemos todo para despedirnos, porque la vida no se trata de quedarnos donde parece que no hay tierra para florecer, sino de ir dejando atrás los lugares que no nos dieron de si, y caminar siempre hacia donde sale el sol.

Dejamos ir sueños, razones, corazones, amores, y los dejamos ir a veces porque no nos llenan y otras como esta, porque nunca respondieron a nuestro llamado. Te dejo ir como se dejan ir flores en la corriente, con la certeza de que seguiran buscando un destino en el que puedan crecer. Te dejo ir repleta de un amor bonito que nunca te detuvo, ni te tuvo. Un amor que te guardé varios años, varías tardes, y noches, cuando siempre estuve y tú nunca llegaste. Te dejo ir porque no tienes como responderle al amor que te guardo, y me lo llevo antes de que termine aniquilado.

Ahora que sé que no hay nada que puedas responderme, y que quizás no notes que me estoy yendo, voy a dejarte ir, te vas de mí, quizás sin que lo sepas, hoy te vas, ya no tengo miedo a zarpar.

Ahora que he vuelto a creer en mí, ahora que me llena de paz pensar en partir, voy a dejarte ir.

“Este será el último dolor que me causas, y estas las últimas frases que te escribo”

Adaptación Pormea 20 Pablo neruda.