Llevo siete años trabajando, es decir, como diríamos en una entrevista: tengo siete años de experiencia laboral, lo mismo que llevo oyendo esa conocidísima frase de: “Ten una vida de la que no tengas que tomar vacaciones” Y yo la verdad tengo una vida en la que cada año tomo vacaciones, y no es porque tenga que tomarlas, o porque me la pase 365 días esperando el día en que lleguen las vacaciones, sino porque he descubierto que es una forma de tomarle más amor a mi vida normal, a la vida real, como decimos todos cuando volvemos de nuestros días de esparcimiento y desconexión.
Así que hoy vengo a confesarles que yo no quiero una vida de vacaciones, si en realidad la vida fueran unas vacaciones. ¿Cómo llamaríamos a nuestros viajes? ¿Y a nuestros días de ocio cuando nos damos la oportunidad de abrir la mente y sacarla de su rutina? Por eso este artículo, y por eso su nombre: ¡Ten una vida! ¡Y Toma vacaciones! Y cuando digo, ¡Ten una vida! Me refiero a una infinidad de cosas fantásticas que tenemos el chance de hacer todos los días, por el simple hecho de estar vivos y ponerle ganas a estar vivo. Organiza tu día en el odiado trancón de las mañanas, y vas a cogerle cariño. Disfruta de todos aquellos que te necesitan y te hacen mil preguntas al día, porque eso quiere decir que creen en ti, y uno a veces todo lo que necesita es que alguien crea en uno. Ríete cuando te sientas abrumado por la cantidad de trabajo que tienes, y riéte fuerte de ti mismo, y piensa: “Claro, esto pasa porque sé cómo hacer las cosas” Y date golpecitos en la espalda porque has podido con todo y estás listo para más. Y si alguien definitivamente no ve nada bueno en ti, abrázate tú más fuerte, y otra vez riéte de ti, cuando aprendes a reírte de ti, te vuelves invencible. Disfruta tener trabajando tu mente a toda hora, puede que el Lunes tengas sueño, pero la mente no sería feliz si viviera en domingo. Aprender, enseñar, crear, oír, solucionar, pensar, todas esas son cosas que no se si se han sentado a pensarlo pero nos hacen felices, porque sentirnos útiles y responsables de cosas, nos hace felices. El amor es un tema de admiración, y antes de admirar a todos aquellos que queremos y nos rodean, tenemos que admirarnos a nosotros. Así que trabajemos en ello, y créanme que admirarnos a nosotros mismos no es tan sencillo cuando estamos de vacaciones, sino cuando vemos como somos capaces de sacar adelante cosas que nos proponemos y cuando sentimos que estamos aportándole algo al mundo. No importa de qué tamaño sea ese mundo que transformas todos los días, lo importante es que lo transformes y te haga cada día más feliz.
Por todo esto es que les digo ¡Tengan una vida¡ Una vida ocupada, una vida con agenda, una vida que los sorprenda. Y si la vida no les está prometiendo sorpresas, y si al parecer no vamos a aprender nada más donde estamos, antes de quejarnos y de rogar por unas vacaciones, movámonos. Quejarse es una delicia, pero no nos lleva a ningún lado, así que si vas a quejarte, muévete, cambia, ve y busca una vida que te antoje contarle al mundo, y en la que también te antoje irte de vacaciones.
Toma vacaciones porque tomar vacaciones también nos enriquece, y no porque sea una forma de huir. Es más, creo que cambiaría la frase del principio por algo como: “Ten una vida de la que no necesites huir” Quiérete y quiere el lugar en el que pasas la mayoría del tiempo, y así queriéndote, regálate días diferentes, explora, abre tu mente, date el chance de descansar, no porque vivas cansado, sino porque como cualquier dispositivo electrónico, tenemos que hacer pausas que nos recarguen y nos permitan pensar diferente, y verlo todo desde afuera y desde lejos, y tomar consciencia de los lugares a los que hemos llegado porque nos hemos permitido no sólo soñar, sino hacer realidad los sueños. Planea un viaje, “Buy the ticket” porque ningún sueño cumplido empezó justamente mientras dormías, sino mientras empezaste a planearlo. Todos tenemos un futuro por construir, todos, pero no te pases la vida construyendo un futuro sobre un presente que no te emocione. No esperes a que todo en tu vida esté tal cual como lo quieres o lo necesitas, para empezar a vivir. No esperes a comprar tu casa para tener un hogar, ni a contar millones para coleccionar momentos. La vida no es ese lugar al que te has propuesto llegar sino los caminos por donde vas andando para ver si un día llegas. Incluso no sabemos si vamos a llegar, pero cuando el cuento termine no van a recordarte por las cosas que quisiste hacer, sino por las que viviste y las que hiciste vivir a los demás. Así, que ¡Toma esas vacaciones¡ Comerse el mundo no es sólo ser capaz de lograr todo lo que nos proponemos sino también saborearlo, dejar que nos enamore, que nos conquiste, conocerlo, y después contarle de él y de nosotros a quienes quieren oírnos.
Yo tengo una vida que amo, y no es porque precisamente solo esté llena de alegrías, sino porque me hace cada vez más humana, más vulnerable pero a la vez más fuerte. Un poco loco, pero cierto. Me hace exigirme cada vez más todo el tiempo, y si, a veces me abruma pero es cuando la mente se siente retada que te lleva a crecer exponencialmente y te hace ver cosas que nunca imaginaste. ¡Ten una vida más allá de lo que te has imaginado, y acuérdate que cómo dicen por ahí, la vida no nos la dieron para devolverla intacta, sino vivida¡ Así que ten una vida que te emocione contar, y pide descanso, y duerme hasta tarde a veces, y madruga muchos días, y aprende algo todos los días, y no dejes que tu mente viva en unas vacaciones eternas, exígele, hazla crecer, déjate ser.
¡Ten una vida de la que no quieras huir, pero vete de vacaciones¡
Esta vez me voy de vacaciones, pero estas no son unas vacaciones cualquiera, porque con ellas me cumplo una promesa a mi, y le cumplo un sueño a mi mamá. Esta vez, mi mamá va conmigo a seguirse comiendo el mundo a lo lejos. Y ella sabe que comerse el mundo es tan fácil como sonreírle todos los días a la vida, y ver magia en todas las esquinas.
Porque todos tenemos una vida que como los aviones conoce la calma y la turbulencia, pero que también tiene salida de emergencia. ¿Y saben que es lo mejor de eso? Que podemos salir por ella con solo quererlo. Y coger otro rumbo, otras nubes, otros cielos. Porque para vivir una vida que te emocione, no hace falta una vida trabajando por algo, hacen falta un par de “Te quieros” unos cuantos “Yo puedo” y un amoroso “Yo sé que puedes porque en ti creo”
¡Ten una vida, y toma vacaciones! Porque en ti, yo creo.