Hay varias cosas que quisiera que supieras antes de entrar, quizás al mirarme a los ojos te has ido dado cuenta: no ha sido fácil.
He dudado varias veces sobre volver al ruedo, salir, mirar alrededor, dejarme llevar. Cuando te hieren prometes que nunca va a volver a pasarte y crees que la mejor solución es no volver a intentar nada. Cerrarte, esconderte, no ver a nadie, no dejar que nadie te vea.
¿Un corazón cerrado está menos expuesto que uno abierto no?
Algunos lo llaman “la dicha de estar solo”, yo simplemente reconozco el miedo. ¿Con qué ganas quería yo volver a mirar a alguien como solía mirar antes? Me han dolido cosas que no pensé que fueran a dolerme alguna vez, he intentado cosas que nunca pensé intentar, y después de intentarlo supe también lo que te hacen sentir las espinas, las despedidas, los finales. Eres quien llega después de un gran final, ¿Lo entiendes?
Perdona si te cuento un poco del ayer, hace poco llegaste con deseos de entrar en mí y mira qué lindo parece que me inspiras a decir que sí.
Me miraste, te miré, y después de unos días algo de mí ha decidido abrir la puerta.
Procura entrar con cuidado, he estado arreglando bien mi cabeza, limpiando los rinconces que quedaron vacíos, hace mucho nadie pasaba por aquí. Deja los zapatos afuera, no quiero que traigas nada de la calle, ni tú ni yo vamos a hablar del ayer, no necesito recordar nada, traigo el alma reparada.
Me has hecho romper la promesa aquella de no volver a enamorarme, y aunque no sé a donde voy, ni a donde vamos, parece que no importa cuando me tomas la mano.
Perdona si huyo de muchas cosas, mis ojos habían olvidado mirar tan fijamente, tan adentro. Hace días que no entraba en este juego, pero qué bien, he vuelto. Parece que hubieses llegado a llenar uno que otro deseo, no vayas a dejarme caer, no quiero volver a los agujeros.
Del amor he aprendido que nunca sabes cuánto dura, ni cuánto bien o cuánto mal puede hacerte, no es fácil aterrizar después un largo vuelo, no todos volamos bajo el mismo el cielo.
He aprendido que disfrutas mucho cuando lo das todo, pero que de vez en cuando debes revisar si estás recibiendo algo también; como cualquier máquina el corazón necesita recargarse, no puede simplemente vivir para entregarse.
He aprendido que las palabras te regalan momentos, pero las cosas que haces te llevan mucho más lejos. No puedes quedarte oyendo los labios que simplemente te llenan de besos, el amor es mucho más que ellos.
El amor camina contigo, va contigo a tu ritmo, no te expone, no te juzga, no te deja esperando, no te corta las alas, no pierde las ganas. El amor es una batalla de la que nunca sabes prácticamente nada, sólo con quien batallas; y aunque juré no volver a intentarlo, después de la guerra mira cómo me veo a tu lado.
Amor parece que empezaré otro cuento, donde estás tú, que llegaste para revivir un corazón casi muerto. No tengas miedo, no congelaré más mis sentimientos, la vida también es animarse a tomar los riesgos.
Bienvenido tú, bienvenida la vida que tenía escondida, bienvenidas las alas que estuvieron descocidas; prefiero vivir y entender que la vida está llena de caidas, y no quedarme fría, solitaria, perdida. El amor también es la salida, no quiero una vida caída, no quiero que el miedo reine el alma mía; llegaste y estoy lista para volver a caminar tranquila.
Volver a enamorarse es volver a apostarle a estar realmente viva.
Gracias por dejarme salir de mi guarida, más vale tener respuestas que preguntas que cuelgan, estas notas se quedarán en ti porque salen de lo más profundo de mí. Te quiero, gracias por venir por contarme el cuento que me ha hecho revivir; volver a enamorarme parece la historia que había querido escribir, y ahora la escribo por ti.
Estas letras, estas notas, estas frases sueltas, son igual que el amor cuando le sueltas las riendas; no vine a la vida a dejarla pasar sin tormentas; el amor también es la tormenta que te hace bailar mientras la enfrentas. Me gustas, como me gustan los amaneceres después de una buena noche, como las golosinas después de la sal, como el café que comparto con mis amigas, como estas líneas que te regalo sin prisa.
He vuelto, gracias por traerme de vuelta al juego, enamorarme de ti parece uno de los cuentos que algúna vez leí, que prometí escribir.
La vida se cuenta por las veces que te decides a decir que sí, porque nadie con miedo ha salido a contar que un día, en un momento cualquiera, y casi sin pretenderlo, volvió a volar justo cuando se decidió a volver a amar.