No es cierto que mueres solo una vez en la vida, no creo que sea cierto porque he estado un poco muerta varias veces, y he visto a otros morir y seguir caminando. He perdido la fé, las ganas, las razones, la paciencia, las respuestas. He sido por largos períodos de tiempo un cúmulo de preguntas que nadie contesta.
He muerto, y he tenido que levantarme al otro día “sonriendo”, he muerto, y cuando mueres en vida no tienes otra opción que ingeniártelas para que, aunque el mundo se oponga tú y tus planes vivan de nuevo.
Y es cierto también que en ese vivir de nuevo he descubierto que no es nuestra obligación vivir extasiados de alegría, que no le debemos a los demás nuestra explosión de magia todos los días, que no podemos amarlo todo a toda hora, y que no es cierto que si no lo amas todo “No vives”.
No. La realidad es que no.
La realidad es que en la vida no solo aprendemos a vivir, sino también a sobrevivir y no solo morimos de vez en cuando, sino que tenemos que aprender a renacer; porque nada va a darnos más esperanza que recordarnos en nuestros peores momentos justo después de salir de ellos.
Porque podemos enamorarnos de nosotros en ese preciso momento en que nos vemos decididos a salir de ahí, a encontrarnos de nuevo, a recordar cómo hemos llegado hasta ahí y por qué no merecemos dejarnos caer, o mejor aún, merecemos levantarnos, porque si de caernos hablamos, nos vamos a caer no una, sino muchas veces.
Y estar vivos significa ser seres vulnerables que no tienen nada perfectamente asegurado, que no pueden cerrar los ojos y salir con solo desearlo de los momentos difíciles.
Estar vivos significa que somos frágiles a las olas, a la sequía, a los ratos negros, a los otros, a los espacios en los que ya no queremos estar, a la vida que a veces no se parece a la misma que planeamos vivir y entonces morimos. Porque morir no es abandonarlo todo, es entender que la vida como el cielo se nubla, y que hay nubes que duran más que otras, y que pocas veces vas a poder controlar lo que pase con las nubes, pero si puedes buscar donde resguardarte mientras llueve; y no olvidar que siempre, siempre escampa.
Y por eso es que no somos solo nuestras victorias sino que somos también todo lo que logramos superar cuando la vida activa nuestro sentido de supervivencia. Cuando reconocemos que hemos estado mejor otras veces, y que hemos ido y vuelto de la desesperación, pero que seguimos siempre siendo nosotros,
…y que por encima de todo hay algo que nada ni nadie puede desbaratar de nosotros: nuestros sueños. SI. Suena a la frase que te dicen todos, pero es tan cierto.
El mundo puede ponerse patas arriba, y también ponerte patas arriba a ti. Puede que quieras huir, alejarte, olvidarte no solo del pasado sino del presente, y que sientas pavor del futuro, pero hay algo que nadie puede quitarte, ni puede entrar a desbaratar, ni tiene derecho a interrumpir, y es todo lo que tú piensas de ti, y lo que has soñado. Lo mismo por lo que has trabajado, lo que hace que sigas levantándote todos los días, aunque te cueste bastante, hay algo que logra que te sigan brillando los ojos aún en los momentos más difíciles, y eso es algo que nunca nadie va a quitarte, eso que sólo tú sabes que es, eso es lo que te va a ayudar a renacer.
Renacer que es uno de mis verbos favoritos.
Porque quien renace no olvida todo lo que ha vivido, sino que lo usa para hacerse más fuerte.
Quien renace vuelve a ponerse al mando de su vida y entiende que solo quien muere un poco puede reconocer la grandeza de las simples cosas, y de las personas verdaderas, y de los grandes amigos, y las grandes conversaciones. Sólo quien renace sabe quién merece su luz, porque no se fue cuando hubo niebla, porque esperó, porque oyó, porque te siguió y te tendió la mano para que te levantaras de nuevo.
Sólo renace quien decide que aunque sea un riesgo planear la vida, tener un plan es un salvavidas, y hay que apostar por ellos, hay que creer que lo imposible cuando se dibuja es posible, y que nadie se ha quedado viendo llover por siempre, que las flores y nosotros necesitamos agua para seguir creciendo, y que morir un poco es parte de seguir viviendo.
No desfallezcas si es largo el tiempo en que estás muriendo, no dejes que lo efímero te robe lo eterno, no te frenes, no dejes de contarle a quienes te quieren tus sueños, no te pongas barreras a ti mismo, no te quedes con los obstáculos, has trampolines de ellos, no te amañes en la tristeza, no te dejes envolver de la desesperanza, no dejes de planear el día siguiente, ni el mes siguiente, ni la semana siguiente, ni dejes de planear lo que vas a hacer cuando logres todo lo que quieres, no olvides que crecer es morir y renacer, morir y renacer, cuantas veces sea necesario, morir y renacer.
“Qué bonito que es que sepas caer,
Y que después te animes a levantarte
¡Y te levantes!
Qué bonito que es morir y renacer
Y que sepas que sólo quien está realmente vivo lo puede hacer”