Cuando mi nariz se posa sutilmente en el arco que forma su cuello con su cara, parece que nada y todo al tiempo pasara. No cabe una duda, no caben a veces ni palabras; pero lo veo todo, lo entiendo todo, lo agradezco todo, y absorbo de él esa magia que tiene para hacerme notar la inmensidad que merezco y la fortuna que tengo.

Cuando mi nariz se posa en su cuello a veces duermo y muchas otras sueño, sueño con siempre tenerlo, después de años de tenerlo parece que todo fuera el comienzo, todos los días nuestro amor riego, todos los días sin darme cuenta lo mejor de mí le entrego, porque todas las noches me deja posarme ahí, en su pecho y entonces entiendo que este amor no es un juego y que si es eterno el enamoramiento.

¡Qué fortuna tengo! ¡Gracias por querer leer sobre el amor eterno!

Tenemos una cantidad considerable de órganos de los cuales pocas veces indagamos qué es lo que hacen en nosotros, pero sabemos que están ahí y que lo importante es que estén bien. Sin embargo, sabemos que hay algo entre el pecho y la cabeza que va más allá del corazón y el cerebro, porque parece una energía que lo que hace es producir mariposas en la panza, como decimos muchas veces, y nos eriza la piel, y nos hace sonreír sin preguntar, y aparece sin siquiera avisar. Y sí, hay algo que pasa entre ellos dos, que terminamos sintiendo mariposas por todo el cuerpo, cuando vemos a ese alguien, cuando pensamos en ese alguien, cuando acariciamos a ese alguien, incluso cuando discutimos con ese alguien, y después cuando nos abrazamos con ese alguien,

…porque el amor cuando es verdadero a veces se llena y bota burbujas de espuma, pero siempre vuelve a estar en calma, cuando dos saben que la vida es mejor si se aman.

Estar enamorado es algo mucho más allá del éxtasis que producen los planes, las fiestas, las celebraciones, las citas. Es algo que no necesita ni pide adornos, no está hecho para los demás ni para mostrarnos felices al mundo. Estar enamorado es algo que se lleva en la piel, en los días más difíciles, en los momentos en que justamente querer al otro no parece tan fácil. Es entender que el amor está por encima de lo que ese otro pueda darnos, e incluso de las mil diferencias que puedan existir entre dos que se han enamorado, porque no es verdadero ni profundo el amor que solo reconoce las bondades del otro, sino el que logra profundizar en eso en lo que quizás jamás van a convenir, pero que al final es lo que hace que sean compatibles,

“Porque tú tienes eso que a mí me falta, y yo soy lo que no sabías que te faltaba”

Es por esto que en las relaciones normalmente los “Te amo” llegan después de un tiempo, o no necesariamente después de un tiempo, sino después de vivir momentos que nos unen con el otro y que nos hacen ver que los días, sean grises o soleados, se hacen mejores con la compañía de ese alguien. Un alguien con quien cuando se habla de amor no existen obligaciones.

Porque estar enamorado no supone una lista de quehaceres, ni un instructivo para hacer posible que una relación se mantenga.

Estar enamorado es algo instintivo, y a la vez algo mutuo, no puedes estar enamorado de alguien que no te ha amado, o te ha entregado lo mejor de sí, porque sólo así, es que el cuerpo entiende que las mariposas en la panza que realmente se mantienen vivas, son las que dos comparten cuando se ven.

No puedes hablar de estar enamorado de alguien que no te ha regalado la paz, la seguridad, la tranquilidad, la magia del “Aquí estoy y aquí me quedo”

Así que también debes escoger bien tus batallas, porque muchas veces dejamos que duela el corazón por fascinaciones que tenemos por algunos, o por gustos, o por obsesiones, pero no por amor.

“El amor si mata no es amor, y si lo fue, ya no lo es”

El amor es algo de dos, y para enamorarte en plenitud y sin pretensiones, tienes que tener la certeza de que tú también eres esa persona de quien ese alguien está enamorado y que esa persona a la que amas no solo te da motivos para amarla, sino que a la vez te hace amarte cada vez más a ti mismo.

“Te amo porque también me enamoro un poco de mi cuando estoy contigo”

Y esta es de las cosas más lindas que trae consigo el estar enamorado, porque es llegar a un estado de plenitud en el que no tienes que ser mejor para nadie más que para ti mismo, porque justamente quien te ama hace parte de tus procesos, de tus triunfos y tus derrotas; y tú haces parte de los suyos. Y no tienes que pretender ser nadie más, nunca. Porque si ese alguien a quien amas pretende sacarte de lo que eres, moldearte a su manera y convertirte en otra persona, ese no es el lugar donde va a crecer un amor del bueno, de esos que duran y florecen, y te hacen florecer a ti, y enamorarte de ti.

El amor supone un crecimiento mutuo de dos personas diferentes que prefieren un camino juntos que otros sin cruzarse, pero que van a la par, corrigiendo mutuamente lo que cada uno necesite no para complacer al otro, sino para avanzar. Y la verdad es que sí.

¡SÍ! Todos mejoramos cuando logramos hacer de nuestro amor una palanca para avanzar, porque para eso es también el amor, para crecer, y para hacer realidad los planes que nacen con los besos, y las ideas que surgen en los abrazos reconfortantes y contestar preguntas a la par, y oír al otro, alzar la voz por el otro, jugar a ser del otro, y ganar siempre que ese otro pudiendo escoger, nos escoja a nosotros.

Mariposas en la panza es la forma más linda que encontré para animarlos a no descansar hasta que se mantengan siempre volando, en nuestro interior, y hacia afuera; para que sepas que el amor no es una línea creciente donde siempre vas a estar sonriente, pero siempre tiene ganas de hacerte mejor.

Estar enamorado es una razón para estar mejor, por uno mismo, y por ese alguien que sonríe cuando sonreímos, porque nuestra gran responsabilidad es contarle al otro que parte de nuestra felicidad se la adeudamos,

… porque el amor se alimenta de la gratitud que tenemos siempre hacia los ojos que nos amplían a diario la realidad de las cosas, los brazos que nos acogen y nos recargan sin esperar nada a cambio, los labios que besamos mientras vuelan las mariposas en la panza, la mano de la que nos sujetamos para cruzar calles y para cumplir sueños, y la voz que a diario nos regala un “Te amo, te espero, te sigo”

Puedes fingir muchas cosas en la vida, menos las mariposas en la panza, y la felicidad que producen cuando se quedan dentro de uno, porque los ojos te brillan, las lágrimas vienen sin rabia, y la vida siempre tiene un lugar al que puedes llegar siendo tú y siendo un ser amado.

Así llego yo a diario, cada mañana, y en la noche, siendo simplemente yo, y a mi manera, a mi lugar favorito, que no es un lugar, es una esquina, la esquina que forma su brazo con su pecho, donde le cuento siempre tantas cosas, y él me cuenta otras, y parece que la vida estuviera en orden, y duermen cómodas las mariposas, las mismas que no mata el tiempo, las mismas que nos mantienen aquí, sonriendo.