Puede que esta carta te saque un par de lágrimas, o te haga profundizar en eso que estás sintiendo ahora, pero quiero que supongas que te habla alguien del más allá; y no precisamente porque pertenezca a otro mundo diferente al terrenal, sino porque es alguien que aprendió a renacer, y no solo renacer, sino florecer después de una de esas tuzas en las que literal el corazón duele y la únicas preguntas constantes son: ¿Por qué? Y ¿Ahora qué voy a hacer?
¿Ahora qué voy a hacer con los planes que tenía contigo? ¡Qué dolor todas esas cosas que ya nunca serán!
Si, qué dolor pero, ¿Has pensado que no es algo que pierdes sino algo que cambia antes de ser? ¿Por qué voy a querer vivir contigo algo que no te imaginabas tú conmigo? Esta pregunta es la que de verdad nos deberíamos hacer, pero no la hacemos, porque tenemos la tendencia a culparnos de todo, y es humano, pero también es un suicidio. Con esto arranco esta carta que literal está escrita no solo desde el corazón sino con los ovarios. El lugar que nos hace ser estas mujeres cambiantes, sensibles, capaces de dar vida, y que por lo mismo no es posible permitir que nadie nos la quite. Porque bien es cierto que hay muchos que andan muertos en vida, y que quizás tu lo estés ahorita, como lo estuve yo también, pero quiero darte esta receta, para que entiendas que tu corazón no está roto en pedazos, tu corazón está en pausa.
Y es tu tarea dejarlo descansar y recuperarse para que luego pueda ser el de antes, o quizás no siquiera el de antes, sino uno mucho mejor, más limpio, y del que tengas mayor consciencia.
Porque sólo quienes han vivido las tuzas en las que incluso perdemos la capacidad de dormir una noche de corrido, saben que es imposible ser el mismo después, y no porque nos volvamos fríos o dejemos de creer en el amor (Por cierto: jamás uses frases como “Yo ya no creo en el amor” o “Todos son iguales”. Eso no los daña a ellos, te daña a ti) Sino porque nos cambia cuando comprendemos que es una realidad que la mayoría de cosas en la vida terminan, y que muy probablemente no terminen siempre cuando tu lo quieras, sino cuando otros lo quieran, o cuando la vida lo disponga. Y en el amor, es más fácil aún que existan miles de finales, y que por lo mismo tengas que aprender a disfrutar cada segundo con mayor intensidad que el anterior y a entender cuando estas remando solo en algo, porque cuando solo uno sostiene la historia, es mejor irse que quedarse a ver qué pasa. ¿Porque sabes qué va a pasar? Alargar una relación que no te está haciendo feliz solo va a hacer que en un tiempo pienses en lo que hubieras hecho con ese tiempo, que nunca es perdido, pero si hubiera podido ser mejor. Y bueno, siempre pasa que me extiendo, pero quiero que interiorices tanto lo que voy a decirte que te lo voy a dejar enumerado,
Porque a veces las recetas son más fáciles que los discursos, incluso para los corazones en pausa.
1. No te desesperes.
¿Ya hiciste tu respectiva retrospección para tratar de entender por qué se terminó esto? ¿Tienes algo que ver? ¿Te equivocaste en algo? ¿Le hiciste daño a quien ya no está? Si tus respuestas son muchos Nos. Entonces debes estar pensando en lo que te pudo faltar, o tratando de buscar explicaciones que si quieres que te sea sincera, no van a llegar. Y aunque sientas que las necesites con todo tu corazón, la verdad es que lo que hacen es causarnos más dolor. Quién se va, sin que le demos motivos, se va para no volver. Y si vuelve nunca va a ser lo que fue, porque tú tampoco vas a serlo. Date permiso de llorar por ese vacío, date todo el tiempo necesario para ello, y que tus amigos no se aburran de que les trates de explicar mil veces tu dolor. (Nunca nadie va a entenderlo pero uno necesita gritar). Pero no te desesperes, no te impacientes buscando a la nueva, con la que sale, con la que se cuadró, por la que te dejó, o averiguando si está triste o feliz. Eso ya no tiene nada que ver contigo.
Dos extraños coinciden y comparten sus vidas por el tiempo en que los dos lo quieran, después volverán a ser dos extraños. Duro, difícil, pero cierto.
Tu centro eres tú, y es más fácil manejar la tristeza que la desesperación. Así que llora en tranquilidad, sintiendo lo mucho que te duele esta ruptura, pero sin cuestionamientos.
Al final, todos somos un montón de preguntas sin respuestas y aquí estamos, buscando todos los días algo de paz.
2. No pretendas que nada pasó y sigas como si nada.
NO. Tu corazón está en pausa, tienes que oírlo. Tienes que dejar que duela. No está bien si alguien te pide que seas la más fuerte apenas esto pase, no tienes que serlo, no deberías serlo. Llora tu momento, llora tus recuerdos, llora el anhelo de lo que no fue y déjate ser.
Si intentas seguir como si nada, te vas a encontrar dos veces más vacía después, sin haberle dado tiempo al corazón de entender lo que pasó, y llena de momentos en los que tu cuerpo estuvo pero tu alma no se sintió completa.
Mi tristeza para ese entonces me llevó a perder 9 kilos sin darme cuenta, no podía entrar a varias clases porque de un momento a otro empezaba a llorar inconteniblemente, y así. Todo el mundo sabía lo que estaba viviendo, nunca te avergüences de la tristeza por la que estas pasando.
3. La solución no está en la calle, ni en los otros.
“Sácame a la calle, vámonos de fiesta, volví al mercado, preséntame gente, ahora sí sácame a tu amigo” Tantas cosas que decimos para darnos fuerza, o para huir, pero la verdad es que así no llega. Cuando viví mi proceso descubrí que por emo que esto les suene, las respuestas no están en la calle, ni en los otros, ni en las fiestas, ni en demostrarse y demostrarle al otro que uno está perfecto para levantarse a quien sea. NO. Las respuestas están en entender que ese tiempo que antes dedicabas a tu pareja, ahora te lo vas a dedicar a ti.
La solución no es un sin fin de pretendientes, la solución es que tú seas tu pretendiente, tu fan.
Y que logres curarte a ti misma, entendiendo que no fue tu culpa, y que no te vas a quedar esperando que regrese, pero tampoco tienes afán de que alguien llegue. Tienes que darte tiempo de estar sola, embellécete, puedes durar horas en el salón de belleza sin afanarte por nada, óyete, ve todas las películas que siempre has querido ver pero que a él no le gustaban.
Date tiempo, tu corazón está en pausa, no trates de ahogar las penas, deja que se sequen con el paso de los días.
Me acuerdo perfecto que mi papá me decía: ¿Y hoy tampoco vas a salir? ¡Sal a la calle! ¡Tanta gente que hay que te quiere y quiere verte! Incluso me dejaba plata para que me animara a salir y yo… muda, guardada, procesando lo que estaba viviendo, y escribiendo muchísimo. Duré 30 días en los que salía para estudiar y de resto en casa. Porque en casa estaba segura.
Y cuando estas débil por tu corazón pausado no puedes exponerte a los demás, ni a fiestas gigantes que cuando terminan solo te hacen pensar en lo sola que te sientes.
Hay que huir de los lugares donde rodeados de gente nos sentimos solos. Esos lugares matan.
Solo tu sabes cuando estas saliendo al mundo porque te sientes feliz y quieres volver a bailar, o cuando lo haces porque “con esta no me quedo” o “si él puede yo también”. Acuérdate que en este momento eres sólo tú, él dejó de estar, y por tanto ya no es una variable a contemplar en tu proceso de renacer.
4. No dejes cosas por decir.
No importa si no tienes respuesta, no nos interesa que nos respondan, nos interesa enviar un mensaje que nos sane. Escríbele y escribe todo lo que pasa por tu mente, y asegúrate que le llegue a algún lugar en el que probablemente lo lea.
Nunca vas a saber si leyó toda tu retaila, pero ya esa retaila salió de ti, la expulsaste, y expulsar es sanar un poco.
OJO: estas son palabras de despedida, bonitas, feas, hirientes, como quieras, pero ninguna de ellas dice: Vuelve. Tú estas sanando, no mendigando amor. En ese entonces escribí correos durante quince días. Uno tras otro sin falta, y a veces pasaba más tiempo y caía de vez en cuando y volvía a escribir.
Era un tipo de auto exorcismo y me limpiaba la piel y el alma.
5. Dale fuerza a cualquier hobbie que tengas.
La mejor frase que vas a sentir en este artículo: ¡Ahora tu tiempo es sólo tuyo! Es ambiguo pero échale cabeza a cosas que probablemente habías dejado a un lado, o busca nuevas que siempre te hayan interesado. Pinta, escribe, baila, cocina, algo que te haga pasarla bien contigo misma, algo que te haga sentir que eres muy buena haciéndolo, que podrías mejorar si te pones juiciosa.
Encuentra algo en qué invertir el tiempo, y empieza a darle la vuelta a la soledad, para que veas lo afortunada que eres cuando tienes un plan contigo.
Yo me dediqué al teatro, y nunca dejaré de agradecerle a mi equipo en ese momento por traerme de vuelta al mundo real.
6. Enamórate de ti.
Y cuando te digo enamórate de ti no me refiero a que ya no te quieras desde antes o a que no te estés valorando lo suficiente, me refiero a que pases todos esos detalles que tenías con esa otra persona a ti. ¿Qué quieres comprarte? ¿Cómo quieres verte?
Eres tan linda. Y no necesitas que nadie te lo diga. Necesitas sentirlo desde tu interior.
¿Por qué serías tú la que va a perder si eres tan única y valiosa? Estas entera, tienes salud, eres inteligente, independiente, capaz de una infinidad de cosas. No necesitas a nadie, solo quieres a alguien; pero eso es muy diferente a depender o a necesitar a alguien para levantarte y saber que cómo tú no hay dos. Nadie va a llenar un vacío que tú no llenes en ti. Es duro, durísimo, yo sé. Parece que el alma fuera un pedacito de piel que te pellizcan cuando alguien te deja, pero sabes algo? Aunque no parezca, estas completa, y te mereces alguien que te quiera así completa.
¿Y sabes cuál es el amor completo? El que ama los malos y los buenos momentos, y el que ha aprendido incluso a querer tus defectos.
Lo demás es pasajero. Así que enamórate de ti por completo, con lo que te gusta y lo que no, y así es como vas a llenar el vacío. Solo cuando esté lleno, alguien que valga la pena va a venir a pedir campo, antes no.
7. Vuelve a la vida, renace.
Solo cuando te sientas tranquila y en paz con lo que has vivido, empieza a volver. Encuéntrate, descubre esa parte nueva de ti que resulta de toda esta historia. Piensa en lo que harás diferente la próxima vez, ponte tu vestido favorito y sal a brillar.
Una mujer después de una tormenta brilla mucho más; es un Arco Iris que solo se forma cuando estás bien contigo misma.
Para renacer te necesitas a ti, a nadie más. Nunca nadie entiende de verdad lo que nos duele algo, solo tu puedes darle dimensión a tu dolor, así que solo tu puedes decidir cuando ha bajado y es momento de volver a la vida.
Renacer es entender que vamos todos en una montaña rusa, y que no podemos saber qué pasará en la próxima curva o bajada, pero si podemos hacernos cargo de nosotros mismos, con el cinturón bien puesto y convencidos de que de nuestra vida, la que tanto queremos, nadie nos baja.
Porque nadie puede tener el poder de hacerte desear otra vida; si se lo has dado búscalo de vuelta y nunca olvides que quienes de verdad te quieren van a hacer que te quieras a ti misma, cada día más.
Y asi verás que tu corazón en pausa va a agradecerte por el tiempo que le has dado, y que cuando decides sanar, también quitas de ti todos los pensamientos negativos que alguien pueda inspirarte.
Quienes se van, son quienes pierden, y puedes perderlo todo, pero nunca vayas a perderte a ti misma por intentar no perder a alguien más.
Y por favor acuérdate que tu corazón no está roto, y olvídate de esas ideas de: No me voy a volver a enamorar. ¿Por qué sabes algo? Si vas a volver a enamorarte, si vas a volver a tener ilusiones con alguien, si vas a volver a presentarle alguien a tus papás, si vas a volver a soñar con alguien, si van a amarte otra vez, y hay algo que nadie nos asegura, pero quizás vayas a vivir este proceso nuevamente, y si hay que vivirlo treinta mil veces lo vivimos, pero nunca apagues tu corazón por miedo, eso es quitarte las alas que las veas o no, las llevas puestas, siempre.
Sólo por si no te lo dijeron hoy, eres única, y puedes renacer todas las mañanas.