“Hoy ya falta un día menos para ese gran día” La primera vez que oí esa frase me emocioné muchísimo, porque es verdad, eso que tanto esperamos y que quizás estamos seguros que va a pasar, está más cerca cada vez que vivimos un día más. Pero la verdad es que cuando la releí, y la volví a leer, y me quedé analizándola, me produjo una terrible tristeza y un desasosiego inmenso: ¿Cómo es que la vida se nos va esperando ese gran día? En una cuenta regresiva para ese momento en que seguramente si seremos felices, o ese instante en que logremos eso por lo que corremos todas las mañanas, o cuando por fin acabemos esta maratón de andar detrás de conseguir cosas todos los días, porque prácticamente nunca estamos satisfechos.
Cuándo, cuándo, cuándo.
Este artículo me lo escribí a mí, de mí para mí, para ver si yo misma me ayudo a dejar de preguntarme cuándo, y renuncio a vivir en una cuenta regresiva para que ese gran día llegue. ¿Cuál gran día? Ya ni sé, son tantos. ¿No les pasa? Que la vida se ha vuelto una carrera donde cada tantos metros hay una meta, y qué bonito que es tener metas en la vida, pero creo que no sólo podemos vivir para lograr cosas que nos demandan una cantidad infinita de esfuerzos y la verdad es que también nos desgastan. O incluso aquellas muchas cosas que ni siquiera dependen de nosotros. No somos dueños de lo que nos pasa, pero sí de lo que hacemos con eso que nos pasa. Y a veces, la mayoría de las veces, lo que hacemos es optar por cuestionárnoslo todo, y eso mundo, también asfixia.
¿Cuándo será que cambiaré de trabajo? ¿Cuándo será que voy a salir en vestido de baño tranquila por todo el mundo? ¿Cuándo será que me crece el pelo? ¿Cuándo seré exitosa? ¿Cuándo daremos el siguiente paso? ¿Cuándo dejará de dolerme todo lo que la gente diga? ¿Cuándo haremos esa fiesta? ¿Cuándo compraremos ese carro o esa casa? ¿En serio? ¡Cuándo, cuándo, cuándo!
Qué emocionante que es tener ilusiones, las ilusiones nos ayudan a respirar más emocionados todos los días, pero ya no quiero que tantas ilusiones nos mantengan compitiendo con nosotros mismos, un día a la vez, como dicen, no te pierdas la sonrisa de quien está a tu lado queriéndote sin nada planeado para el día, no te dejes invadir del afán porque todos los días hay que hacer algo productivo. Eso no es cierto, todos los días son grandes, nuestros, propios, y ninguno está escrito, así que no enloquezcamos preguntándonos ¿Cuándo? Todos los días. Porque los días, uno tras otro, son la vida.
Este artículo me lo escribí a mí, pero aquí lo dejo porque estoy prácticamente segura que la mayoría de nosotros vivimos una vida de cuándos; y me rehúso a vivir esperando ese gran día, hoy debería ser un gran día, simplemente porque pude salir a caminar al sol, estoy oyendo música, en casa estamos todos bien, y estoy aquí sentada, escribiendo, cosa que me hace feliz y no me demanda nada más que dejarme ser. Tú que almuerzas delicioso hoy, o tú que estás preparándote para salir a tomarte algo más tarde, tú que compraste ropa y sonreíste, tú que le hiciste el desayuno a alguien hoy, tú que tienes a quien llamar sin ninguna razón trascendental, tú también estás viviendo un gran día.