Nunca he podido contestar con claridad y firmeza cuál es realmente mi tipo de hombre. Es más, creo que no podré contestarlo nunca. Uno, porque creo que ya encontré al mío y nunca lo he puesto dentro de un cuadrito para definir si así lo quería o no,  y dos porque creo que a uno no le gusta la forma de las cosas, sino lo que ellas le transmiten; así que eso hace más difícil definir que es lo que realmente nos gusta.

¿Nunca tuvieron alguien que los enloqueciera y uno solo se la pasara preguntando, qué es lo que me gusta? Bueno, pues así funciona mucho la vida.

Si en realidad uno pudiera programarse con su lista de chequeo para darse el permiso de enamorarse de alguien, las historias de amor y las tuzas serían cosas completamente diferentes, en las que no tendríamos que recibir sorpresas que terminen en desilusiones o en desamor de ese que hace que uno ruegue no volver a enamorarse. 


Pero bueno, en esta oportunidad no quiero hablar del desamor, es más, quiero que este artículo suene a lo lindo que es el amor cuando uno no deja que nadie entre a comentar sobre él, o a juzgar, o cuestionar, o a escribir historias en un lugar en el que como todos sabemos solo hay espacio para dos. Ese otro que tanto nos gusta, y nosotros. 


Y es que es cierto que por la suerte que tenemos de que a cada uno le gusten cosas diferentes, es que sabemos que siempre va a haber alguien para cada quien, y que uno no debe intentar parecerse a ningún estereotipo para esperar que alguien lo mire, porque precisamente la magia del amor ocurre cuando dos personas siendo ellas mismas, sin pretensiones, y siendo vulnerables con sus miedos, se dejan caer y descubren que pueden volar con otra. 


Quiero que pienses en esa persona con la que vuelas, y con la que construyes una infinidad de momentos  que atesoras porque te hacen feliz, y te centres en esos momentos,y reconozcas lo valiosos que son más allá de que el mundo muchas veces no los vea y te reclame por cosas que tu sabes que están ahí, y que te hacen inmensamente feliz a diario.

Porque solo nosotros conocemos todas las facetas de quienes realmente amamos, y no podemos permitir que alguien nos diga a quien si y a quien no amar.  

No tienes que hacer que el mundo entienda siempre porqué estás enamorado de alguien, no tenemos ese deber en la vida, nuestro único deber cuando de amar a alguien se trata es amarnos más a nosotros mismos que al otro para que nunca permitamos nada que nos dañe, y darle lo mejor de nosotros a ese alguien para que siempre quiera quedarse.

Acuérdate que el amor que vive de apariencias y del que dirán, es un amor que no conoce lo que realmente le pasa a la piel cuando uno tiene cerca a esa otra persona. Y ese, es el amor bonito.

 Nadie debería pasar su vida sin sentirlo. Porque en la intimidad de un hogar lo que debe prevalecer siempre es la felicidad de dos mundos distintos que encontraron un universo común, así que no dejes que nadie te diga nada que trate de romper la magia que vives a diario. Nada de lo que piensen o crean los demás debería entrar con relevancia en ti cuando estas viviendo tu sueño.

Que si habla mucho, que si habla poco, que si se viste diferente, que si prefiere quedarse en casa, que si no te manda flores, que si no te lleva a todos los lugares posibles, que si no te invita a todo siempre, que si no está casi nunca contigo. “Oye, pero a tu novio no lo veo nunca” Y si es así, ¿Qué? Nunca deberías cuestionarte tu amor por alguien cuando alguien te hace comentarios sobre la persona que te gusta. ¡Y ojo! No me refiero a que no oigamos a nuestros amigos y familiares cuando estemos en problemas en nuestra relación, y que no tengamos el criterio para diferenciar entre aquello que tiene esa persona y nos hace daño, y aquello que simplemente no venía en su lista.

Los principes azules, no existen, y con los años, y gozándome mi relación, agradezco porque no existen, porque realmente me aburriría mucho si ya todo estuviera resuelto.

En la vida es muy gratificante ir construyendo algo con ese alguien, ir amoldando nuestras diferencias y comprendiendo que ser dos es lo más maravilloso del mundo, y que por eso, no debe ser siempre fácil. Hasta bailar toda una noche cuesta, porque siempre quieres terminar descalza. ¿Me entienden?


Si el amor viniera en receta, pocos tendríamos historias fascinantes para contar sobre como empezamos nuestras relaciones, pocos diríamos: Qué lindo, eso no le gusta, pero lo hace porque le dije que a mi me hacía feliz.

Y de eso se trata, de darle felicidad al otro con pequeños detalles que sólo nosotros, en la intimidad de nuestra historia podemos reconocer. Nadie tiene el derecho de cuestionar tus decisiones ni a la persona que tienes contigo, cuando no te ha hecho daño. No existe un molde, y si existiera nunca lo usaría, a veces, cuando estoy molesta, yo misma ni sé por qué es que estoy tan enamorada, pero cinco minutos después lo entiendo todo, y es que hoy en día y como dice una película que amo:

Prefiero vivir la guerra contigo, que hacer el amor con otro.

Pregúntense eso siempre cuando estén frente a un momento difícil, permítanse disfrutar tener que pensar en cómo hacer cada día más bonita su relación, sepan diferenciar entre los comentarios de quienes los aman a los dos y quienes simplemente van por ahí lanzando juicios porque no han encontrado lo mismo.

Nuestra relación no es lo que los demás dicen de ella, nuestra relación es lo que sentimos cuando nos levantamos juntos y estamos pendientes del reloj para que avance más despacio porque queremos estar juntos todo el tiempo.

 ¿Y eso, alguien lo sabe? ¿Y necesitas que alguien lo sepa? El corazón sabe siempre dónde y con quién quedarse, aunque muchas veces le tome tiempo, sabe insistir, sabe pedirte paciencia, sabe blindarse, sabe florecer. Y a uno todo lo que le toca hacer muchas veces es dejarse llevar, porque si es cierto que no puedes perder la razón por el otro, pero también es cierto que un amor sin corazón, no es la respuesta.

Vayan y díganle a su pareja, con la que depronto pelearon, o de la que han estado dudando porque a sus amigos no les cae tan bien, o porque es muy diferente a los demás, que la gran conclusión es que les gusta todo cuando están juntos, y que el amor es una cosa de dos. Lo demás es pura decoración.

¡¡Los quiero y quiero a quien los quiere!!